miércoles, 10 de octubre de 2012

LÁGRIMAS DE DOS TIPOS



Tengo lágrimas de dos tipos.
Las que salen de mí cuando lloro yo,
las que salen de mi cuerpo, cuando llora él.

Las de mi cuerpo,
son más cristalinas, tienen forma de perlas,
y se enganchan en mis pestañas,
ahí se quedan.
Las mías recorren mi rostro.

He pasado ante un espejo,
ahí estaban,
saludándome desde las pestañas.

He ido a buscar,
mi “sonotone” especial,
ése con el que escucho mi cuerpo.
Si….si………. ya…….Ajjaaa……De acuerdo.

He cogido la chaqueta,
he salido,
tenía que dar, un paso más.

Escrito  por  LIS  AMÉLIE    el 25 de octubre de 2011.


martes, 2 de octubre de 2012

EL DOLOR


De la mano de la confianza y el amor,
el dolor me atravesó.

Subí la montaña con mis manos,
alcancé la cima, sangrando,
sin uñas, sin manos,
sin antebrazos, sin codos,
sin uñas,
sin pies, sin………

Busqué refugio en un árbol
y su cobardía me fagocitó.
Y el dolor se reprodujo.

Me quedé aislada sin puentes
y el peso del dolor me lastró.
Quieta, paralizada, inmóvil, en el suelo, me quedé.

El dolor me dió arcadas y vomité.
Sangré dolor.
El dolor fue saliendo,
poco a poco,
paso a paso,
peso a peso,
en todo, en cada,…………

El dolor,
El dolor es como el ruido.
Y un día llegó la paz, el alivio, el silencio,
así sin avisar, consumada.
Como el disfrute del silencio
que de repente te indica la ausencia de ruido.

Extinguido, el dolor.

La sonrisa se instaló en mi boca,
sin esfuerzo, sin invitación,
vino sola, desde dentro,
y dejé que se quedara.

Ahora me visto de rojo geranio.
Me calzo de verde primavera.
Me perfumo con aromas de pomelo.
Y juego con amarillos, color polo de limón.


LIS AMÉLIE.                           Escrito  9 de octubre de 2011.





miércoles, 26 de septiembre de 2012

LA HIERBA Y EL VIENTO

La hierba le dice al viento: “Te quiero”.
Y el viento le contesta: “¿Por qué?
“Porque cuando me rozas me haces estremecer”.

Y el viento, mirando para sí, para su interior, sonríe sin separar los labios.

Entonces el viento, le dice a la hierba: “Te quiero”.
“¿Por qué?” dice ella.
“Podría bailar con las nubes, esas caprichosas algodonosas, pero prefiero sentir las caricias de tus finos dedos, respirar tu olor cuando te pones aromática, entrelazarme en tus recovecos, rodearte en tu plenitud, ... columpiarte entre susurros”. Dice el viento.

Ahora la hierba, mirando para sí, para su interior, sonríe sin separar los labios.

El viento la mece entre sus brazos……………….es una brisa.


 
LIS AMÉLIE         Escrito el 26 de septiembre de 2012.



martes, 18 de septiembre de 2012

PACO, EL PAVO REAL

Cuando yo era muy niña, los domingos por la mañana, mi padre, me llevaba a ver a un precioso pavo real, al que yo había bautizado con el nombre de Paco, sí así, Paco el Pavo, en un parque cercano a casa, soberbio, majestuoso, se paseaba dentro de una jaula enorme, verde, que se extendía a lo largo del parque, como una nave central, una jaula de finos barrotes, para que todos pudiésemos contemplarle sin problemas. Paco, vivía acompañado de su pava. Pero yo, sólo tenía ojos para él.
Mi padre se ponía de cuclillas, para estar a mi altura, para que mis ojos, que eran una copia de los suyos, se alinearan en la misma horizontal, y desde mi perspectiva y con su sabiduría mi padre me iba enseñando la vida del parque.

Cuando mi padre llegaba a casa, yo siempre corría a ayudarle, le daba un beso, le cogía la bolsa, que pesaba mucho, y la llevaba a la cocina. Pero un día no fue así, corrí hacia mi padre le di un beso rápido, le cogí de la mano, y no hubo ayuda con la bolsa, ni siquiera un ¿cómo estás? Le llevé corriendo al ventanal que daba al balcón, y allí, delante del cristal, seria, le dije: “Papá, Paco el Pavo ha venido a verme volando. Yo estaba aquí, y él se ha quedado mirándome desde el balcón y luego se ha ido volando”.
Mi padre, asombrado, intentó decirme que no pensaba que eso era posible, pero mi rostro y la tensión de todo mi cuerpo, hablaban sin palabras, y decían fuerte y claro: “Papá, ni te atrevas a decir que Paco no ha venido”. Entonces mi padre, comprendiendo……………..se limitó a comentar: “Bueno, la próxima vez que venga Paco, me lo dices”.
Yo esperé a Paco, muchas tardes, a la misma hora, allí, con mi manita de niña pequeña en el cristal, mirando el cielo, en el cuarto piso, esperando que Paco se posara de nuevo en mi balcón. Pero, Paco, no volvió.

Y los años pasaron, y un día de verano, me levanté, así contenta, animada, me puse mi falda roja, esa que llevo tan a gusto, con la que estoy tan cómoda, mis sandalias rojas, esas que no me duelen nunca, y esa camiseta que tengo que es genial porque nunca hay que plancharla. Así genial, cómoda y sin dolor, salí de casa una mañana, para hacer unas gestiones burocráticas, por una zona de Valencia, en la que yo no había estado nunca. Y al terminar el papeleo, decidí volver a casa paseando, me metí por unas calles que…….. bueno, empecé a mirar, y justo cuando pensaba volverme por donde había llegado hasta allí, vi unas palmeras, allí a lo lejos que insinuaban la existencia de una plaza, y me aventuré a acercarme hasta ella. Y justo cuando puse un pie en la plaza, justo al entrar, allí, ante mí, Paco, mi Pavo, se alzó.

Me quedé parada, maravillada, emocionada, y……………….
Pero empecé a fijarme bien, y……..
No era Paco, mi pavo. No.
Lo que se alzaba ante mí, era un grupo de palomas, formando un plano vertical, estructuradas en forma de abanico, revoloteando sus alas de interiores tornasolados. Entonces, lo comprendí, aquella tarde de mi infancia, no vino Paco mi Pavo Real a verme, sino un grupo de tornasoladas palomas, en plano vertical, formando un abanico, que por unos segundos se posaron en mi balcón y luego siguieron su camino. Y yo que tenía tantas ganas, tanta ilusión, de que Paco se acordara de mí, como yo de él, no vi palomas.

Yo que siempre había temido a las palomas, que me daban “cosa”, y que rodeaba los lugares donde ellas estaban para no tenerlas cerca, yo, ese día, cruce sin miedo aquella plaza, despacio, contenta, ellas compusieron coreografías volando a mi alrededor, y yo me sentí como una bailaora, como Sara Baras, como si ellas fuesen una prolongación del baile de mi vestido.

Atravesé la plaza, y allí las dejé, llegué al otro extremo, y me adentré paseando, despacio, por calles estrechas y oscuras, estrechas y húmedas, territorios desconocidos, mientras me relamía con mi alegría. Pero ¡Qué bonito!, ¡Qué mágico! Acababa de resolver un misterio de mi infancia.



  LIS  AMÉLIE.                Escrito el 9 de octubre de 2011.



miércoles, 5 de septiembre de 2012

DENZEL

Por que así sucedió, en el Campus de Burjassot, cuando una tarde de lluvia, estando en la puerta de la Facultad de Matemáticas oí un frenazo, y al fijarme le vi, el coche casi le atropelló, le miré y corrió hacia mí, hacia la puerta de la Facultad, a buscar refugio para no seguir mojándose.
Habíamos coincidido antes en el bar de la Facultad de Farmacia, que está enfrente, también allí en el Campus, donde yo comía con Amparo y Marta, varios días a la semana, y él lo hacía solo. Cómo no ver a un chico negro tan atractivo. Yo sabía que nos había visto a las tres, pues nos miraba durante largos ratos sin el más mínimo disimulo, pero aún así, no esperaba que me hablase cuando se paró a mi lado protegiéndose de la lluvia, y mucho menos que me dijese:
-“Ayer creí verla a la salida del cine y la seguí para hablar con usted”.
-“No era yo, contesté, ayer no fui al cine”.
-“Lo sé. ¿Pero le gusta el cine?”
-“Sí, claro”.
Y entonces, me invitó a ir al cine.
Y yo pensé, pero si ni siquiera nos hemos presentado, ni hemos empezado por quedar a tomar un café, ………..Esto debe ser normal en su país……….pues él tenía acento cubano.
Y yo le dije que no, que esos días estaba liada.
Y para mi sorpresa, él empezó a preparar emboscadas, así con disimulo, que yo no notaba, claro, a la puerta de la Facultad, a la puerta del bar, a la puerta de la Biblioteca,………………… cruzándonos a cualquiera hora por el Campus, coincidencias, claro, y un día, noté que avanzaba decidido hacia mí, y al llegar a mi encuentro, me dijo: “Me gustaría darle mi teléfono por si usted desea ponerse en contacto conmigo”.
Y me fue apuntando:
-El teléfono del Departamento donde estaba realizando una investigación como Ingeniero Químico, en un proyecto de colaboración entre España y Cuba.
-El teléfono del Despacho de su Director de Proyecto, un muy muy buen amigo suyo.
-El teléfono del Laboratorio, donde pasaba la mayor parte del tiempo.
-Y así varios teléfonos más.

Entonces yo, intrigada, pregunté: - “¿Y si tuviese la necesidad de contactar con usted, un sábado o un domingo, cuando la facultad está cerrada?
Él pensó durante unos segundos, y me contestó: - “Vivo en un piso de estudiantes, sin teléfono. Me envía usted un telegrama a mi piso”. Y me dió su dirección.
Guardé sus datos, y yo continué con mi vida, y él con sus emboscadas.
Tardé muchos días en hablarles de él a Amparo y a Marta, pero cuando lo hice ya no había vuelta atrás.
Amparo recién casada, con su marido fuera de congreso, y Marta en pleno divorcio.
Amparo le llamaba, nuestro Denzel Washington particular, y añadía: “musculado……….musculado………..musculado”.
Amparo, cariño, que te acabas de casar.
“Por eso mismo…………..por eso mismo……….por eso mismo” decía ella.
Marta: -“No quiero saber nada de hombres, pero he de reconocer que éste está muy bien”.
Así que ellas le invitaron a tomar un café, al que yo casualmente también asistí, y a partir de ahí, aprendí sobre Cuba, sobre el plan de estudios que él realizó en Moscú, y sobre otras cosas más……….. hasta que Anier, así se llamaba mi “Denzel Washington” particular, tuvo que volver a La Habana.
-      “Vente conmigo a La Habana, ven…..”
Pero yo no fui.
Días después, Miguel el marido de Amparo, salió de nuevo a un congreso y cenamos juntas en su casa, y vimos una película de Denzel Washington para recordar a Anier, y al terminar de verla, Amparo me dijo: “Vete a La Habana, vete, yo te acompaño”.
Y Marta: -“Yo también voy”.
Amparo puso sus manos en mi cintura, y empezó a moverse, detrás de ella Marta se nos unió, y mientras kongueábamos, pasillo arriba, pasillo abajo, yo empecé a cantar:
-      “A La Habana nos vamos”.
-      Y Amparo añadió: - “Y Miguel de Congresos”
-      Y Marta sentenció: - “A la mierda mi ex”.

Y yo tras oír “la palabra”, esa palabra que parece que no vale nada, pero que es tan potente, rotunda, consistente, que se emplea en diversas situaciones, que sirve para decir tanto, sin decir nada, y sale de dentro, de más abajo del estómago, de ahí, de un poquito más abajo.
Yo tras oír a Marta coronar con la palabra, decidí limitarme a emitir sonidos: “Bum-bum, bum-bum”.

Y a La Habana que nos fuimos, a ver Anier, a nuestro Denzel particular.
Y lo que allí aconteció, pues allí aconteció, aconteció, si queréis, otro día, os lo cuento.
      
  LIS   AMÉLIE.                                           Escrito el 5 de septiembre de 2011.

jueves, 23 de agosto de 2012

"Dádiva" de Czeslaw Milosz

Un día muy feliz.
La niebla se levantó pronto, trabajé en el jardín.
Los colibrís se demoraban sobre las madreselvas.
No había cosa en la tierra que yo deseara poseer.
Sabía que no merecía la pena que envidiase a nadie.
Cualquier mal que hubiera sufrido, lo olvidé.
Pensar que una vez fui el mismo hombre no me molestaba.
En el cuerpo no sentía dolor.
Cuando me estiré, vi el mar azul y velas.





Presentación Oficial del blog

Hoy es un buen día para presentaros mi primer blog. No hace mucho, varias personas me sugirieron que me hiciera uno, y bueno aquí está. Pero hace mucho que no escribo, así que, lo estoy nutriendo de escritos antiguos.

He estado pensado en el escrito con el que quería acompañar esta presentación oficial, y ha coincidido que estos días estoy leyendo el poemario de Raymond Carver titulado "Un sendero nuevo a la cascada" (Sus últimos poemas), y he de decir que su Introducción escrita por Tess Gallagher esposa de R. Carver, me ha gustado muchísimo, me ha emocionado, me ha sacudido el alma, y creo que debería ser lectura obligatoria para cualquier amante de la poesía. No es una introducción referida al libro, es mucho más............ habla de poesía. 
Esta "Introducción" que recomiendo, me ha hecho sentir "tonta" escribiendo "tonterías", pero me ha reconfortado mucho no solamente a nivel literario. Así pues, esta presentación de mi blog está vinculada sin pretenderlo yo y porque así se ha producido, con esta "Introducción". Por ello, he decidido compartir con vosotros para esta ocasión y empezar, con el mismo poema que R. Carver y su esposa Tess Gallagher eligieron para dar inicio a su poemario:

Poema titulado "Dádiva" de Czeslaw Milosz. (Siguiente entrada)


Bienvenidos a mi blog, bienvenidos a mi forma de sentir.