jueves, 23 de agosto de 2012

"Dádiva" de Czeslaw Milosz

Un día muy feliz.
La niebla se levantó pronto, trabajé en el jardín.
Los colibrís se demoraban sobre las madreselvas.
No había cosa en la tierra que yo deseara poseer.
Sabía que no merecía la pena que envidiase a nadie.
Cualquier mal que hubiera sufrido, lo olvidé.
Pensar que una vez fui el mismo hombre no me molestaba.
En el cuerpo no sentía dolor.
Cuando me estiré, vi el mar azul y velas.





Presentación Oficial del blog

Hoy es un buen día para presentaros mi primer blog. No hace mucho, varias personas me sugirieron que me hiciera uno, y bueno aquí está. Pero hace mucho que no escribo, así que, lo estoy nutriendo de escritos antiguos.

He estado pensado en el escrito con el que quería acompañar esta presentación oficial, y ha coincidido que estos días estoy leyendo el poemario de Raymond Carver titulado "Un sendero nuevo a la cascada" (Sus últimos poemas), y he de decir que su Introducción escrita por Tess Gallagher esposa de R. Carver, me ha gustado muchísimo, me ha emocionado, me ha sacudido el alma, y creo que debería ser lectura obligatoria para cualquier amante de la poesía. No es una introducción referida al libro, es mucho más............ habla de poesía. 
Esta "Introducción" que recomiendo, me ha hecho sentir "tonta" escribiendo "tonterías", pero me ha reconfortado mucho no solamente a nivel literario. Así pues, esta presentación de mi blog está vinculada sin pretenderlo yo y porque así se ha producido, con esta "Introducción". Por ello, he decidido compartir con vosotros para esta ocasión y empezar, con el mismo poema que R. Carver y su esposa Tess Gallagher eligieron para dar inicio a su poemario:

Poema titulado "Dádiva" de Czeslaw Milosz. (Siguiente entrada)


Bienvenidos a mi blog, bienvenidos a mi forma de sentir. 



miércoles, 15 de agosto de 2012

MIS AMIGOS, LAS PLANTAS.



Tu mensaje llegó por sorpresa
no sólo no lo esperaba
sino que además pensé que sobraba,
me impactó como un cuchillazo,
entre costillas se quedó clavado
y dolió.
Como a las estrellas los amigos comparabas,
como a las estrellas porque aunque no se ven
siempre están ahí.
Amistad eterna anunciabas,
eterna, pero no periódicamente renovada.
Eterna, habitando en el recuerdo, pero desactivada.

Me publicitaste amistad eterna
para venderme distancia.

Entonces me di cuenta,
no siento a mis amigos como estrellas,
a mis amigos los siento como plantas,
aparecen y en mi vida se instalan,
algunos me acompañan,
me alegran, me animan,
pero de mí no necesitan apenas nada,
tal vez un poco de agua,
y nuestra amistad crece, se desarrolla,
y yo apenas hago nada.

Otros me reclaman, me exigen,
tiempo, dedicación, aportarles mi don,
agua, abono, poda, entender su adecuada ubicación,
y dando de mí, dando, apenas recibo nada.

Los más especiales,
te preocupas por conocerles, les das, les cuidas,
y te devuelven amistad en exuberancia.

Hay amigos de interior,
de tertulia, de buena conversación,
a los que escuchas y te escuchan,
con los que nos tocamos el alma.

Hay amigos de exterior,
de terraza al sol,
de reírse a carcajadas,
con los que la energía se recarga.

Hay algunos que desaparecen
y reaparecen en mi vida periódicamente,
como plantas que cíclicamente florecen.

Hay quien tiene don de gentes,
buena mano para las plantas.
Hay quien todas las plantas se le mueren,
¿falta de habilidades sociales?

Me publicitaste amistad eterna,
y me vendías distancia.
Yo te escuché con mis ojos,
mientras mi alma te lloraba,
mi cabeza asentía,
y mis labios, sonrisa a media asta,
espalda firme,
aquí no ha pasado nada.

Caminar por la naturaleza,
amistad sincera, sin artificios.
Pasearme quiero por un hermoso jardín.
Cultivar, cuidar un huerto.
Respirar profundo, percibir el buen aroma.

Rodearme, quiero, de gente que valga la pena.

Escrito por LIS  AMÉLIE.              En enero de 2011.


domingo, 12 de agosto de 2012

ME APETECE

Me levanto, es domingo, y noto que hoy es un día de apetencias.
Me apetece. Entro en el cuarto de baño, me aseo temporalmente, a gusto pero inconclusa. Me miro en el espejo y me sonrío. Me apetece. Entro en la cocina, preparo un té especial: un té verde, oolong, con pétalos de rosas, pasas y ron. Mientras lo preparo, la mantequilla ya está fuera de la nevera, aclimatándose a la temperatura externa, suavizándose su dureza para que el cuchillo de untar se deslice sobre ella. El té reposa, preparo la mesa, una mesa bien puesta. Desayuno despacio, porque me apetece. Silencio, me rodea el silencio.
Recojo, me tumbo en el sofá. Me apetece. Me gusta la luz que entra a través de las ventanas, estoy contenta, no ha pasado nada en concreto, pero estoy contenta. Me apetece de repente liarme, ¿liarme?, no sé. En realidad, me apetece coger una liana, de esas que cuelgan de los árboles, balancearme con ella y reír. Llegar al río, pantano, estanque, que sé yo, pero siempre había uno en las películas de Tarzán. Me apetece. Me apetece entonces, lianarme, eso es, me apetece lianarme, un buen rato, recorriendo un buen tramo y gritar, Ah, ah, ah!.......que si no lo ha parecido es el grito de Tarzán, y entonces soltar la liana y caer en el agua. Un cocodrilo a mi espalda, pero le veo llegar es Tarzán quien me salva. Johnny Weismuler, el tio bueno de la época decía una vecina, Johnny Weismuler, campeón de natación, decía mi padre, Tarzán decía yo. Vuelta, otra vuelta, y el cocodrilo fuera de juego flotaba, cuchillo infalible de Tarzán que siempre llevaba, y yo salvada, y Tarzán con Chita regresaba.
Me apetece, quedarme en el agua, en otra agua, más limpia, entre dos azules, de espaldas a la costa, flotando en posición de muerto, entre dos azules, el del cielo, el del agua, enlazados en el horizonte. Me apetece. Me apetece mecerme en el agua, sentir el sonido, ese sonido que se divide en dos, por un lado ajetreo lejano, costa animada, externo, tras de mí, por otro lado un sonido denso, interno en el agua que me envuelve, rítmico, ¡Ah! Oigo mi respiración. Me apetece. Me apetece el masaje con que mima mi cabeza el agua en movimiento constante.
Me apetece, despertar de dicha posición y volcarme hacia atrás, realizar una circunferencia perfecta con mi cuerpo, en plano vertical distinguiendo una sección transversal en medio de ese mar.

Me apetece volver a mi sofá, imaginar levantándome y nadar en el espacio de mi hogar, nadar, que no bailar, porque necesito despegarme y no andar. Siempre me ha gustado imaginar que nadaba en el espacio, que bordeaba pilares, que pasaba entre puertas, que cambiaba de dirección. Llegué a pensar que era capaz de nadar en el espacio, de verdad.
Me apetece. Me noto a mí misma sonriendo, con una sonrisa labiodental, y me levanto, me acerco al equipo de música, marca Vieta, una antigüedad heredada que todavía funciona y que un día para mi sorpresa, encontré expuesto un modelo similar, en una exposición dedicada a aparatos del hogar en el IVAM. Selecciono un disco, vinilo, 33 revoluciones, lo limpio con mimo, y coloco en su lugar, va sonar “Edith Piaf”, “La vie en rose”………………………Y mientras lo escucho, añoro tanto París, mi París……………La canción termina…….zuuuuu(1) zuuuuuu(2),  zuuuuu(3).

Me voy a la ducha, me paro, y digo: ¡Qué bien ha empezado hoy el día!

Escrito por LIS AMÉLIE.              En Enero-Febrero de 2011.





miércoles, 8 de agosto de 2012

IMPULSARME

He descargado mis fantasmas entre mis amigos.
He disfrutado de la compañía, y no he perdido la soledad.
He vomitado tal vez más de mil palabras, 
y cuando he dejado de esperar, 
he empezado a no sentirme sola.
He descansado.
Y me he impulsado hacia mí misma.

Escrito por Lis Amélie  con anterioridad a  2011.